El suelo en punta Hungría, las puertas con molduras, herrajes y manillas en oro cepillado con un toque de porcelana, siguiendo con un estilo rústico y acogedor.
Un trabajazo de los carpinteros, hacer todo a medida adaptándose a las alturas que nos dejaba el bajocubierta y haciendo realidad un banco para calzarse bajo la ventana.